La criptografía de clave simétrica, en la que una única clave secreta es utilizada tanto para cifrar como para descifrar datos, adquirió una nueva dimensión con la llegada de la informática. En 1977, el gobierno de los Estados Unidos adoptó el DES (Data Encryption Standard) como el estándar oficial para proteger información sensible. Este algoritmo se basaba en operaciones repetidas de permutación y sustitución sobre bloques de datos de 64 bits, utilizando una clave secreta de 56 bits. Su diseño, desarrollado por IBM en colaboración con la NSA, buscaba ofrecer un equilibrio entre seguridad y eficiencia, adaptándose a los recursos computacionales de la época.
DES fue uno de los primeros algoritmos de cifrado ampliamente utilizados en entornos informáticos, consolidándose como un pilar en la seguridad de datos en aplicaciones bancarias, gubernamentales y comerciales. Su popularidad marcó un avance significativo en la criptografía moderna al demostrar cómo los algoritmos podían integrarse en sistemas computacionales para proteger grandes volúmenes de información.
Sin embargo, con el tiempo, la capacidad de cómputo creció exponencialmente, y las vulnerabilidades de DES comenzaron a hacerse evidentes. Su clave de 56 bits, considerada segura en su momento, se volvió insuficiente frente a ataques de fuerza bruta que podían probar todas las combinaciones posibles en tiempos cada vez más reducidos. Este deterioro en su seguridad llevó a la comunidad a buscar alternativas más robustas. En respuesta, se desarrollaron variantes como Triple DES (3DES), que utilizaba múltiples aplicaciones del algoritmo para incrementar la seguridad, aunque a costa de una mayor complejidad y tiempo de procesamiento.
Finalmente, DES fue reemplazado como estándar por el AES (Advanced Encryption Standard) en 2001, un algoritmo más seguro y eficiente que marcó la siguiente generación en la criptografía de clave simétrica. La evolución de DES, desde su adopción hasta su eventual obsolescencia, refleja el continuo desafío de mantener la seguridad frente a los avances tecnológicos y la creciente capacidad de los atacantes.
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